A lo largo de los últimos siete años el sector de la cerámica estructural ha sufrido duramente los efectos de la crisis y ha visto rebajarse a la mitad el número de empresas que lo conforman, lo que ha reducido su producción casi un 86%. El descenso del negocio, junto a las dificultades financieras y el aumento de los costes energéticos de las plantas de cogeneración han supuesto una importante pérdida de competitividad y han dejado en el camino a buena parte de las empresas del sector. Mientras, las supervivientes han tenido que adaptarse a la nueva situación, mediante el cierre de instalaciones productivas, la concentración del proceso de fabricación en determinados meses del año, la reducción de las fuerzas productivas, y por supuesto, la re-estructuración de sus deudas, en muchas ocasiones a través de la solicitud del ya tristemente conocido concurso de acreedores. En este sentido, uno de los fallidos más emblemáticos ha sido el del grupo toledano Cerámica La Oliva. No obstante, las principales fabricantes de ladrillos y tejas consideran ya que la caída de su negocio ha tocado fondo y avanzan por fin un ligero repunte de ventas para el presente 2015, de entre un 3% y un 5%. De hecho, en 2014, las ventas de ladrillos se mantuvieron prácticamente estables e incluso algunas fabricantes vieron aumentar sus ingresos, como el grupo La Paloma Cerámicas y Cerámica Malpesa. Por su parte, el negocio de tejas creció más de un 5,5% en 2014, apoyado en su actividad internacional. En esta línea destacan Cerámica La Escandella y Tejas Borja, que exportan más de la mitad de su producción. Además, se han producido operaciones importantes, como la salida del grupo Uralita del segmento, cuya actividad productiva de tejas ha sido adquirida por el grupo Braas Monier. Fuente: Alimarket