El artista callejero Javier de Riba recrea con sus aerosoles baldosas hidráulicas y antiguos azulejos decimonónicos, eso si lo hace en fincas abandonadas y no da pistas de donde se encuentran. Javier de Riba, barcelonés, de 29 años y diseñador, realiza grafitis con plantilla, rama del arte callejero donde ninguna estrella ha brillado tanto Bansky. De quién se pagan fortunas por un trozo de pared con uno de sus trabajos, que son adquiridos por galerístas, coleccionistas millonarios anónimos y estrellas de cine. En España también tenemos nuestros artistas como El niño de las pinturas, grafitero madrileño afincado en Granada que «el mismo día en que un departamento del ayuntamiento le ponía una multa, otro le concedía un premio»; o Francisco de Pájaro, al que paró un policía municipal no para multarle sino para pedirle su teléfono, ya que su mujer quería hablar con él porque era una admiradora de su obra. Teniendo en cuenta que el arte en la calle no esta bien visto aún por las autoridades municipales, aunque ya se avanza en esa dirección. De Riba prefiere no dar pista del lugar de sus creaciones(un poco por el cariño que le ha cogido a sus obras y otro para evitar contratiempos) A Javier De Riba le gusta realizar su obra entre las paredes medio derruidas de edificios sobre el suelo del inmueble en ruinas entre briznas de hierba, donde adapta su obra a las dimensiones a las baldosas actuales, de 100 centímetros de perímetro, no como las de entonces, más menudas, de 80. Le gusta que sus diseños sean imperfectos, como los originales. Ni siquiera estampa su firma. Es así de prudente.Poco a poco y de forma involuntaria, la obra de Javier De Riba, de la podéis una muestra en su pagina de Instagram ( https://instagram.com/javierderiba/ ) ha ido conociéndose y viendo la luz de la popularidad, sin ser ese el objetivo de su autor; incluso Boredpanda, web de referencia mundial en el mundo del diseño y de la creatividad, en todas las disciplinas artísticas, le ha dedicado una entrada a los pavimentos hidráulicos de Javier De Riba, y es que cuando realmente hay arte, si además hay emoción, dedicación y constancia, es difícil ocultar su valor artístico.
